Es un activo digital que sólo existe como datos. A diferencia del dinero que se usa en la vida diaria no está respaldado ni regulado por un banco central, y tampoco existe de forma tangible. Se lo conoce como una ‘criptomodena’.
Por ser digitial, se guarda en una billetera digital, que a su vez se puede almacenar en un disco duro o teléfono, o en línea con cualquier número de intercambios de Bitcoin.
Comenzó a circular en internet en 2009 y sólo costaba un poco de dinero real, pero a fines de 2017 alcanzó un pico de casi 18 mil dólares. Después perdió casi el 80% de su valor. Hoy por hoy cotiza alrededor de los $4.000 dolares cada bitcoin.
¿Cómo cotiza?
Siguiendo la fluctuación del mercado, o sea, la oferta y la demanda.
Para muchos inversionistas, las criptodivisas no son más que especulación y para nada confiables. Pero aunque la moneda en sí tiene varios detractores, el Blockchain, o sea, la tecnología que permite enviar y recibir Bitcoins es el mejor invento.
De hecho, esta tecnología ya es usada por muchas industrias, desde el sistema bancario tradicional, hasta compañías navieras o grandes y reconocidas firmas.